Conoce acerca del síndrome del Edificio Enfermo

Sabías que un edificio se puede considerar enfermo si cuenta con un conjunto de molestias y enfermedades originadas por la mala ventilación, la descompensación de temperaturas, las cargas iónicas (eléctricas) y electromagnéticas, las partículas en suspensión, los gases y vapores de origen químico y los bioaerosoles, entre otros agentes identificados.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha definido a esto como Síndrome del Edificio Enfermo (en inglés ”Silk Buildings Syndrome”).

La OMS considera que un edificio está enfermo si al menos el 20% de sus ocupantes sufre molestias derivadas de la mala calidad del aire y los afectados muestran síntomas como estrés, depresión, eritemas (enrojecimiento o manchas de la piel), jaquecas, problemas respiratorios, inflamación de la garganta o irritación ocular, provocados por diversos factores relacionados con el estado y las condiciones de la oficina o construcción en el que desarrollan parte de su actividad.

El Síndrome del Edificio Enfermo, descubierto en los 70 cuando las oficinas empezaron a quedar cerradas, se ha extendido tanto que ya prácticamente nadie queda a salvo de él.

Síntomas que siente la gente que está dentro de un edificio enfermo:

  • Congestión nasal
  • Molestias en la garganta,
  • Dolor de cabeza y Músculos,
  • Sensación de Irritación.

Pero no es la enumeración de síntomas con que suele comenzar la publicidad de un nuevo fármaco para la gripe o el resfriado, sino algunos de los efectos del “Síndrome del Edificio Enfermo”, ese conjunto de trastornos debidos a la proliferación de hongos y bacterias, a la falta de aire y a las emanaciones de los materiales de muchas construcciones levantadas a partir de las décadas de 1960 y 1970.

¿Y a qué se llama edificio enfermo?

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La OMS ha identificado una serie de características comunes a este tipo de lugares: a menudo tienen sistemas de ventilación forzada de aire; su construcción suele ser de baja calidad, sus superficies interiores (suelos y paredes) están recubiertas de materiales textiles; suelen tener un ambiente térmico homogéneo y cálido, y por si fuera poco no se pueden abrir las ventanas.

El tipo de dolencias que producen y estimulan estas situaciones ambientales y la falta de regeneración de la atmósfera en los edificios, es muy variado y también incluye desde náuseas, mareos y resfriados persistentes, hasta irritaciones de las vías respiratorias e infecciones, con una presencia importante de enfermedades alérgicas

Los síntomas alérgicos más comunes detectados, además del asma, son las rinitis, las dermatitis y las neumonitis (inflamación de las mucosas nasales, los tejidos epidérmicos y las vías respiratorias).

Los males de estos espacios concebidos como contenedores herméticos, con muchos plásticos en el mobiliario y conductos de ambientación -en verano frío, en invierno calefacción- están hoy a la orden del día y los especialistas se ven obligados a tratar afecciones cada vez más raras. Primero los afectados parecen tener una gripe o un constipado y después, a fuerza de tratar casos similares, empiezan a relacionarse los problemas de salud de los empleados unos con otros.

La realidad demuestra que es difícil rendir y trabajar a gusto en este ambiente, pero, lo que es aún más grave, es que parece difícil encontrar una solución para una situación tan extendida.

Los expertos en seguridad en el trabajo están cada vez más acostumbrados a casos y consultas que hace muchos años hubieran parecido de maniáticos, de enfermos imaginarios o de trabajadores acostumbrados a poner excusas para no cumplir. Mucho más cuando las oficinas parecen estar dotadas de todos los adelantos. Ahora, en cambio aconsejan cambiarse de sitio en la oficina si ello es posible o, los más radicales, cambiar de trabajo. Pero claro, como todo el mundo puede imaginar, eso son palabras mayores.

Los edificios enfermos pueden serlo temporal o permanentemente.

El primer caso se da, por ejemplo, en edificios nuevos y ello no es infrecuente que se deba a la reciente utilización de una serie de sustancias en la construcción y equipamiento cuyas emanaciones son más intensas al principio y luego van decreciendo. El segundo se da en edificios que incluso después de aplicar una serie de medidas para intentar poner remedio, los problemas persisten con tenacidad.

En Conclusión:

Es muy importante vigilar la calidad ambiental de los edificios actuales así como de cualquier construcción nueva, ya que pasamos en ambientes cerrados entre un 85% y un 95% de nuestro tiempo.

 ¿Y tú consideras que trabajas o has trabajado dentro de un edificio enfermo?

 

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